Marzo terminó con tremenda presentación de Él Mató a un Policía Motorizado, y con una corta visita por nuestro país, pero ¿Qué traería esta noche que se había estado posponiendo por pandemia?
Texto: Ángel Armando
“Disfruto el concierto, yo no necesito videos”, dice un fanático cuando Él Mató a un Policía Motorizado sale al escenario del Teatro Metropolitan. Intenta rebelarse como la banda lo hará casi toda la noche.
De contraluz naranja a luz roja intensa es la tonalidad del escenario. Desde ahí inicia el combate de un grupo que juega a ser terrenal con visuales espaciales detrás.
“Dame algo esta noche, esta noche es especial”
y Él Mató lo pide mientras lo entrega.
“De esta oscura siesta infernal”, se escucha y ni siesta, porque el teatro es hoguera, ni infernal porque tampoco quema.
“La espera terminó”, dice Santiago mientras habla de “nuevos discos, nuevas drogas“. Su música es la música del lugar, la droga del lugar.
Más o menos bien. Ni más, ni menos, solamente un bien que quiere ser excelente.
“Te extrañamos, ¿dónde estás?“. Reclamo y pregunta. Banda arriba y banda abajo.
“Me gusta estar de nuevo acá“. Y a todo el mundo le gusta “que me quieras así“.
En un set lleno de altibajos el Metropolitan juega a ser un lugar nuevo, pero por fortuna y por placer sigue siendo ese lugar mágico.
Quiero enfrentarme a todos, no me importa; Pausa y se recupera la rebelión que inicia desde dentro, desde el “ahora soy mejor, te juro soy mejor“. Recuperar. Recuperar(se).
