Asistí a la primera fecha del Auditorio Nacional, esperando que Café Tacvba tocara de pies a cabeza todo el Unplugged, tal como lo hizo Fobia, ya que estos dos se los más sublimes para mis gustos; en esta ocasión, buscaba cobre y terminé encontrando oro.
Fotos: César Vicuña
Con poco tiempo de anticipación, los tacvbos presentarían su formato unplugged por primera vez en vivo, ya que aunque se estrenó en 2019, ese año dieron más prioridad en hacer el tour del festejo del 30 aniversario. Y no estuvo mal, pasaron por el Vive Latino, Coordenada y otros festivales para dar festejo en los estados de la república; en la CDMX fuimos los afortunados de tener el regreso de “Ingrat@” (a dueto con Sandra Echeverri).
Pero aunque el festejo estuvo estupendo, los fans si nos quedamos con antojo de escuchar este formato acústico. Muchos renegados comentaban antes de la salida o incluso el mismo día de la noticia “¿Otro unplugged? Ya no saben que hacer”. Y la verdad es que a Tacvba se le dio este formato de manera muy temprana, después de dos primeros discos ya se había grabado pero no mostrado al público sino hasta ya su EP de covers.
La banda siguió sacando hits y cambiando le sonido, y si mi comentario les pesa, entenderé, pero Café Tacvba es por hoy la mejor banda de rock mexicana, siempre experimenta, cambió pero por razones personales que los inspiran a crear música y no por la industria.
Ya todos tienen más de 50 años, la energía que transmiten en el escenario pocas veces se ve incluso en bandas jóvenes; de los pocos que quedan del movimiento rock en tu idioma, La Maldita Vecindad se salvaba de ser una banda obsoleta (Ahora sin Sax se verá un cambio), pero escuchar a Caifanes, Neón, los Amantes de Lola ya es algo predecible, pero no para el cuarteto de satélite.
Cuando las luces se apagaron y el escenario sólo se veía instrumentos de banda normal (piano, batería, teclados, caja y las guitarras y el chelo), me extrañó que el título del concierto no se viera presente.
Pero bueno, iniciaron con “María”, peso importante ya que este fue el primer single promocional de toda su carrera y con el que iniciaron su primer disco. Segundos de silencio en lo que llegaba un tema de los más recientes del Jei Beibi, “Diente de León”, la gente no se quejaba ni se extrañaba pero yo sí. La primera parte fue un pequeño reencuentro con esos temas clásicos o que para la banda significan mucho pero que no pudieron aparecer en el disco:
-María
-Diente de León
-Trópico de Cáncer
-El Metro
-El Ciclón
-Bar Tacuba
-Las Flores
-La Chica Banda
Imagínense escuchar “Bar Tacuba” cuando jamás en su perra vida tuvieron la oportunidad (como buen millenial), el formato en el disco está horrible pero es una canción que te prende y oírla por primera vez con ese hype en vivo, no tuvo precio. Rescatar cancones que en 2014 para la actualidad no se habían vuelto a escuchar en vivo como “Metro” o Ciclón, deberás que todo mundo para este punto ya estaba parado.
De repente, sale una banda norteña, de esas con tuba, platillos y trajes de limón. Pues muchos sabíamos que un tema que debería tener este ensamble era “La Muerte Chiquita” aunque esa era de las cerraban pero no importaba ya el orden. La banda seguí ahí y muchos especulábamos con otros temas con este set, ya que “El fin de la infancia” o “Pinche Juan” también llevan esta instrumentación, pero sólo fueron “Olita de Altamar” y “Futuro” quienes se quedaron con estos arreglos.
Después de Futuro, la tela que estaba detrás de la banda se cae, las luces iluminan al fondo y ya estaban la orquesta arreglada y el maestro esperando iniciar ahora sí con el formato Unplugged. Pero !Oh sorpresa! Abrían esta no con la “11” o “Locomotora” (fue después), sino con otro clásico peor ahora sinfónico, “El Aparato”.
Nombreee que digo chulada, belleza, magnífico; ya con medio el setlist del disco se agarraban temas ahora sí como “Las Batallas/Rarotonga” pero, ¡Fuck! Nos dieron también “Esa noche”, en formato Unplugged. Introdujeron tres temas que no estaban, el último fue “El Puñal”, neta que nadie se lo esperaba y créanme, no sabíamos que lo necesitábamos hasta oírlos en vivo.
Sacaron del set original “Eo, Enamorada, Vaivén & Cantito”. Que ni se extrañaron por la enorme emoción de sentimientos que la misma banda nos generó. Uno de los momentos con más éxtasis fue “Medio Día”, ya que todos escuchamos la introducción con órgano, pero el oírla en vivo, se te enchina la piel, te entra un frío por los pies y te pones firme para escuchar.
Las luces se apagaban por primera vez, era la señal del encore, porque todavía faltaban rolas y la orquesta no se había levantado. Unos minutos algo pero que valían la espera el waiting.
Pensé que no la tocarían, enserio era la introducción que esperaba, pero habían pasado una hora con 40 minutos y por fin, “El Espacio” se hizo presente, iluminando el auditorio de morado. Se agregó el tema “Volcán” con un discurso a la madre tierra de parte de Rubén Albarrán.
Llegaría el cambio de micrófono y todos sabíamos lo que venía ¿o no? Antes de “Eres”, Meme nos trajo un recuerdo olvidado que al parecer, todos si teníamos vigente, “Aviéntame”, que es más conocido como soundtrack del filme Amores Perros.
Sin duda, cuando Meme está al frente, todo mundo pone atención, lo queremos, y amamos los temas donde él canta. Con Eres todos lloramos, íbamos a desahogarnos. Pero con “Quiero ver”, terminamos de sangrar.
Llegaba el momento de despedirse y lo prometido era deuda, Ruben horas antes había dicho:
“Quiero que cantan fuertes y coordinados para El Baile y el Salón he´”
Llegaba el cierre, donde todos canciones antes ya pedían al son de “Papapa eo eoooo”. El público se entregó en cada segundo, incluso esperando más al ver todas las luces prendidas y ya sin orquesta, pero sabían que algo más vendría. Ya para cerrar nos dieron un clásico que no era suyo pero todos lo reconocemos por su versión, “Ojalá que llueva café en el campo”.
¿Qué tuvo de especial este concierto? Todo, el dinamismo, los arreglos, la forma de quitarnos lo que veníamos pensando, el meter temas clásicos que no habíamos escuchado en bastante tiempo, el sonido casi limpio en todo el concierto (porque si hubo momentos donde el sonido fallaba), como la invitada Nikté y su sax que no se escuchaba nada.
Nos cambió el setlist, nos hizo recordar la época en que conocimos a la banda, muchos asistentes esperaban más y lo obtuvieron, ver a Josélo Rangel ya con cambio de look pero feliz del trabajo que hace, ya parece tata y aún sigue sonriendo. O Ruben, saltando y corriendo en todo el escenario, saludando el público.
Ser tacvbo es una recompensa muy sutil pero efectiva, escuchamos un discurso social en cada presentación, pero es por la situación actual, si el cafeta cambia de sonido pero busca seguir hablando por movimientos, nosotros lo interpretamos a nuestra manera. No nos molesta oír Volcán en vivo, pero también aquí entra algo que si veo de parte de los fans.
Se habló del agua, de la tierra y de la felicidad, de como en un concierto nos juntamos para ser hermanos y llevarnos bien, pero afuera somos otros, quizás “Chilangabanda” no hable del medio ambiente, pero sí de la convivencia que hacemos diario en la CDMX, así que nuestra responsabilidad sería actuar como actuamos por cuatro noches en el coloso de reforma, como hermanos. Y quizás menos impacto ecológico, por si no lo saben, Meme y Ruben son vegetarianos.
¿A ti que te pareció este show? ¿Crees que cafeta cambió? ¿Cómo viste estas nuevas versiones? Son cuatro conciertos en este mes de junio y ojalá se pueda llevar el formato a otras partes de la república, deberían, es necesario.