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    EL PADRE DEL AÑO: PORQUE LOS HOMBRES NO LLORAN

    Una cinta de amor familiar llegará con una interesante faceta de Michael Keaton, donde el padre de familia más disfuncional aprenderá a la mala a comprender el valor del amor de su familiar.

    Sinopsis

    Dirigida y escrita por Hallie Meyers-ShyerEl padre del año explora los lazos entre padres e hijos y los nuevos modelos de familia a través de Andy Goodrich (Michael Keaton), un hombre que debe reinventarse como padre cuando su esposa entra a rehabilitación y queda a cargo de sus gemelos de nueve años. Con la ayuda de su hija mayor Grace (Mila Kunis), Andy aprende a equilibrar el caos familiar y convertirse finalmente en el padre que su familia necesitaba.

    Más allá de su historia entrañable, la película destaca por un diseño de producción que refleja la transformación del protagonista. Ambientada en Los Ángeles durante la Navidad, combina la calidez de las luces festivas con la melancolía del cambio, creando una atmósfera auténtica y emotiva.

    ¿La vida te premia?

    Andy es un hombre ya de edad adulta (casi considerado tercera edad), que aún sigue trabajando en su galería boutique de arte, pero en los tiempos actuales, sufre de problemas de difusión, venta y personal, estando casi en quiebra, busca una última oportunidad con una herencia de una artista que ha fallecido y creé que sus pinturas darán un nuevo aire.

    Además de los problemas en su trabajo, recibe una llamada donde su esposa, lee informa que ha estado ausente en su vida y ha caído en problemas de adicción, a lo que decide internarse sin avisarle y lo ha dejado fuera de comunicación.

    Ahora con estos problemas, él tiene que criar a sus mellizos, problema ya que él al ser el proveedor de la casa, no ha tenido tiempo nunca de ser el padre responsable y tradicional; ahora súmale que su hija mayor de un primer matrimonio, está embarazada y ella quiere que haya un acercamiento más familiar para su hijo.

    Hablemos primero de las actuaciones, primero Mila como Grace es empática, sabes que hay rencor en su corazón pero se lo guarda, aunque le faltó un poco de drama. Pero es muy blanda, la hija que aparenta ser responsable y adulta aunque en su interior grite que necesita a su padre.

    Si observas bien su comportamiento, el guión construye a una mujer que no quiere a su padre y hace lo opuesto, desde una carrera fuera del arte, hasta una pareja completamente opuesta a ella y sin rasgos familiares. Lo hace bien Mila, pero siento que hay escenas que se eliminaron donde el éxtasis era el detonador.

    Lamentablemente hay muchos otros personajes secundarios que no llegan a tener el mismo impacto, entre ellos los mellizos, que incluso se pueden ver la falta de precisión en sus interpretaciones, como donde a la niña la dejan en su cama y se ve como medio abre los ojos, o el más decepcionante de todos, Naomí, la esposa que hace un martirio su relación.

    Él siempre habla de ella, sus diálogos al ser escasos y con un tono de voz con miedo, nos intrigaron y nos imaginábamos una persona más egoísta, no terminas de comprender el porque decide tomar distancia con Andy menos con los demás, hasta la niñera sabía de su rehabilitación y él no.

    La idea es comprender que ambos son seres individuales que dejaron de compartir la vida hace tiempo, él por el trabajo se consumió a una vida de estrés y arte, pero con ella, apenas nos dan una idea de quién es, no se toca más de su personalidad. Cuando se nos es revelada y sólo tiene una escena con Andy frente a frente, es un poco decepcionante, hasta te alegras que tomara su distancia.

    La Fragilidad Masculina

    El personaje de Andy (Keaton), es el que mejor desarrollo tiene, empezando su introducción como el hombre de la casa que resulta ser ausente de las situaciones que pasan en su propia casa.

    Es un hombre que tras golpe tras golpe de la vida, aprendió a reconstruirse, la soledad y la desesperación no pueden entrar a su vida, es un hombre que se ve pálido y con una tristeza profunda en los ojos; cuando le preguntan “¿Cómo estás?” y el responde que “Bien”. Es el claro ejemplo real que vivimos todos los hombres.

    Quizás las nuevas generaciones sean más abiertas sentimentalmente hablando, pero los que crecimos de los 90´s para atrás, fuimos educados diferentes, donde el responsable es uno, lo malo que pase lo debemos resolver y no aquejar a los demás con nuestros problemas.

    Quizás no nos guste llorar porque lo nuestro no es el drama, es buscar soluciones, no tenemos tiempo para sentir lástima por nosotros mismos, y más si eres el “patriarca”, que no es malo el título, a veces sólo se relaciona con machismo, pero un hombre de verdad intenta proveer, no debe tener miedo porque si muestra temor, los demás lo considerarían un fracasado.

    A veces el simple hecho de ser hombre te da unos títulos que uno no quiere, responsabilidades que nadie pidió, por eso comprendes la felicidad de imaginarse que su futuro nieto sea mujer. Porque le gusta la relación tardía que tuvo con su hija, saber que ella se preocupa por él y que su amor es incondicional.

    A pesar de no ser un padre ausente, se siente una falta de comunicación de años con su hija, y es curioso que con ella tenga el mejor diálogo, el momento clímax quizás, algo que fue desperdiciado con Kimberly Condict (Naomi), algo que pudo recuperarse en el guión.

    Comprendes y empatizas con Andy al ver que lo que más ama y ha entregado su vida por completo, su trabajo, va en caída, su pasión y echarle ganas ya no es suficiente, lo económico, familiar y social se está viendo mermada por su infelicidad.

    Hay dos personajes que se roban cada momento en pantalla, uno es Terry (Michael Urie), quien desde su introducción dices WTF con este tipo y terminas diciendo “Awww”. Y Lola Thompson (Carmen Ejogo), quien quieres que sea la salvación para Andy y terminas diciendo “Maldita”, eso si es una buena estructura de personalidad.

    La cinta es muy buena opción para ver en familia, a pesar de ser comedia, no abusa de los chistes, es más inteligente con las dinámicas entre los niños y adultos pero a la vez, te habla de temas serios y los traduce en un lenguaje muy familiar, a veces sin mucho diálogo entiendes las emociones de los protagonistas y vaya, tengo que decirlo.

    No es que Michael Keaton sea el mismo playboy, sex symbol, pero a pesar de que no me compré la idea de que es un señor ya de 70 años que tiene hijos de 10 y se haya casado con alguien más joven, la verdad es que los personajes de adulto mayor ya le están quedando como anillo al dedo.

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