El cineasta ganador del Premio de la Academia Guillermo del Toro reinventa el cuento clásico de Carlo Collodi de la marioneta de madera que mágicamente cobra vida para reparar el corazón de un tallador de madera afligido llamado Geppetto.
“La vida es un regalo fantástico. Lo que ha de pasar, pasará. Luego, ya no estaremos aquí”.
Así como no hay palabras que le hagan justicia al portento de la maravillosa obra de stop motion con la que Guillermo del Toro y Mark Gustafson han asombrado al mundo entero, no desmerece en absoluto este libro titulado “Pinocho: una historia atemporal contada por Guillermo del Toro”, publicada en conjunto por Trilce Ediciones y la Universidad de Guadalajara y escrito por la brillante Gyna McIntyre, en un deslumbrante tomo de pasta dura con el que se muestra paso a paso el esfuerzo de toda la gente que trabajó durante 15 años para hacer esta película.
A lo largo de sus 224 páginas, este libro es fundamental para que el público entienda no solo el trabajo excepcional de cada uno de los involucrados que han creado una cosmogonía que en su esencia procuró que ninguno de los personajes se traicionara a sí mismo, pues como relata el libro en una prosa amena, la manufactura de esta obra de arte siempre fue destinada para impedir que Pinocho se convirtiera en un niño de carne y hueso, pues Del Toro quiso que fuese el protagonista “quien le enseñara al mundo a verlo y respetarlo como un ser único” según se señala en él.
Este libro abunda en las anécdotas detrás de los intentos por dotar a cada ser de ésos microgestos que sólo los mejores animadores del planeta podían conseguir desde dos sedes, El Taller del Chucho en Guadalajara y el equipo de ShadowMachine asentado en Portland, Oregon.
“Pinocho: una historia atemporal contada por Guillermo del Toro” relata a lo largo de cinco capítulos, la génesis de una obra que contó con un elenco impresionante que incluyó a varios ganadores del Óscar y muchos talentosos creativos y artistas con los que desde hacía tiempo el director mantenía comunicación.
El equipo del estudio de animación mexicano “El taller de Chucho” fundado en el 2020 en Guadalajara con el apoyo de Del Toro, también participó en la creación de la película y en el libro se relata cómo se sumó con su talento para las escenas de la antesala del limbo, en las cuales los personajes y el set completo se fabricaron en Guadalajara, con el fin de impulsar el talento nacional.
De primera mano el libro cuenta que para la imagen peculiar e inocente de Pinocho, del Toro se inspiró en las ilustraciones del artista y escritor Gris Grimly, quien publicó un libro con su versión ilustrada del cuento en el 2003 y formó parte del equipo de guionistas para la película junto a del Toro, Patrick McHale y Matthew Robbins.